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Emociones necesarias

Actualizado: 5 jun 2023

Duda, culpa, dispersión, desesperanza, miedo, abandono, rabia, ansiedad, frustración, estrés, soledad, tristeza, asco, frialdad, vergüenza, envidia, celos, preocupación…


Imagen de una chica disgustada llorando con la mano en la cara

Todas las personas las sentimos. Son las emociones desagradables. Hay veces que en cuanto las atisbamos por el horizonte, nos damos la vuelta y hacemos como que no están. Pero por mucho que las neguemos y nos demos la vuelta, las emociones nos persiguen. Están ahí, acumulándose en nuestro interior en la medida en que no les demos su espacio y las expresemos.


Cada una de ellas nos está hablando de una necesidad que estamos sintiendo y que no estamos obteniendo: certeza, silencio, seguridad, amor, reconocimiento, liviandad, respeto, armonía, comprensión. Visto así parece que es suficientemente importante que prestemos atención a las emociones desagradables ¿verdad?


Por mucho que sean desagradables, darnos permiso para sentirlas es la clave. Nos hemos educado y vivimos en una cultura que mira estas emociones casi desde el desprecio: hay que ser valiente, animar al que está triste, hay que ser independiente… Abundan las creencias que nos niegan la posibilidad de vivir estas emociones tan necesarias. En cada familia tenemos las nuestras.


También está muy presente la confusión de que si me permito sentirlas me voy a quedar ahí por mucho tiempo. Cierto es que cuando alguna de estas emociones se cronifica nos puede hacer la vida mucho más difícil. Afortunadamente cada vez sabemos más de gestión emocional: las emociones como vienen se van, si las permitimos, las reconocemos y las expresamos. Esto es, nos permitimos sentirlas y después decidimos qué hacemos con ellas, ya que nos están dando una información importante para nuestro bienestar.


De todo esto estoy aprendiendo muchísimo trabajando para una empresa del sector funerario. Las personas que acompañan a familias en uno de los peores momentos de sus vidas ayudan a gestionar estas emociones cada día. Permitir la expresión del duelo, por ejemplo, es una de sus grandes tareas. Y el duelo no está hecho sólo de tristeza, sino también de enfado, culpa, ansiedad, soledad, fatiga, impotencia, shock, alivio…


Permitirse algunas emociones puede ser toda una aventura. Y los resultados del permiso también. Quizás experimentéis aquello que decía el replicante de Blade Runner «he visto cosas que vosotros no creeríais…».

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