¿Multitasking?¿De verdad?
Intenta leer este post del tirón. Que nada te interrumpa su lectura. No porque vayas a descubrir la panacea. Es por entrenar algo que estamos necesitando a gritos: concentrarnos en una tarea, sólo una.
Observa mientras lo lees la cantidad de impulsos para hacer otras cosas que van a surgir, de ideas que van a brotar, de sensaciones que se van a manifestar. Observa y continúa leyendo.
Seguro que te suena la palabra multitasking. Resulta que la primera vez que se utilizó este término fue en los años 60, para describir el desempeño de los ordenadores. Curiosamente el término nace con la revolución tecnológica. Te cuento esto porque hace unos años pude ir observando cómo cuando saltaba de tarea en tarea, sin terminar la primera, una sensación de desazón iba cuajando en mí. Así que me interesé por el tema y llegué al muy revelador Focus de Daniel Goleman.
Leí sobre atención, puse atención sobre mi atención. Fui recopilando vivencias y lecturas que me reafirmaron en que el multitasking no existe. En este vídeo de la BBC en colaboración con la Open University explican muy bien el fenómeno.
Lo que existe es dejar una tarea inacabada para comenzar otra. En los últimos tiempos se está investigando cómo esto afecta a la productividad. Steve Glaveski nos cuenta en este artículo del HBR cómo «estimaciones recientes encuentran que mientras cada cambio de tarea podría desperdiciar solo 1/10 de un segundo, si haces muchos cambios éstos pueden llegar a sumar un 40% de pérdida de productividad en el día».
Y sí, la pérdida de productividad es importante. A mi me parecen incluso más relevantes las emociones y sensaciones internas que produce. Insatisfacción, frustración, incomodidad, ansiedad, etc. Nuestro estrés aumenta cuando tenemos muchas tareas inacabadas, cuando permitimos las interrupciones constantes.
Nuestro cerebro es plástico, así que en la medida en que entrenamos el salto de tareas nos cuesta cada vez más concentrarnos. Tenemos una mente que tiende a la divagación, a la dispersión. Si le añadimos la velocidad y la interrupción crónica en las que vivimos, nuestro mundo emocional se va viendo afectado también.
Poner atención a nuestra atención es importante. Cuidarnos de evitar las interrupciones, o al menos reducirlas, terminar lo que tenemos entre manos antes de pasar a lo siguiente, tiene más importancia de lo que pensamos. Nos va a ayudar a generar mejores sensaciones, ralentizarnos, acallar un poco la divagación y terminar el día con la impresión de ganancia.
¿Has leído del tirón? Enhorabuena, hoy has invertido un rato en fortalecer tu atención en vez de dispersarla ☺️
Me siento totalmente identificada querida vasquita, pierdo y he perdido mucho tiempo pasando de una cosa a otra antes de acabarlas y eso produce en mi todas esas sensaciones que describes.
Estoy en ello pero todavía con muchos «lapsus».
Gracias por hacermelo más presente.
Maripaz, ahí estamos todas, aprendiendo cada día. ¡Un abrazo enorme querida!
Y cada vez se justifica más la interrupción crónica, sobre todo con los teléfonos móviles. Tomo nota, gracias por la reflexión!!
Si echamos la vista a hace 10 años estoy segura que no había el nivel de interrupción y multitasking de ahora. La irrupción de los smartphones ha revolucionado nuestro día a día y nuestra atención. Gracias a ti Raquel por leer y comentar.
Gracias por el regalo. Me ha permitido sentir el impulso de mirar hacia otra cosa colonia hubiera algo más que hacer mientras leía. Gracias, gracias.
Jajajajaja… así somos… si le ponemos atención caemos en la cuenta. ¡Gracias a ti Marité!
Gracias María por el blog. Me ha ayudado a entender, o por lo menos, a interasarme a seguir investigando, el porqué hace ya algún tiempo (6 años como mínimo), que desapareció en mí , esa sensación que solía tener de hacer un buen trabajo. Y creo ahora, después de leer tú blog, que soy un «multitasking» sin mucha esperanza a cambiar y a pasar a ser un «mono»-tasking a corto plazo. Sin embargo, ahora, me siento como que podría haber encontrado la fuente del problema que me produce ese desazón, que es muchusísimo. Gracias.
Bernar, cuánto me alegro de que el post te haya aportado claridad. Sólo con ponerle conciencia ya hay cambios, así que a por ello. ¡Un abrazo grande!
Totalmente de acuerdo, María. Gracias por toda la información. En mi caso, va por rachas. Cuando estoy estresada empiezo a multitaskear. Me disperso y me cuesta concentrarme. Mi ritmo va muy rápido. Me produce la sensación constante de no avanzar y estar siempre con los mismos temas y es muy frustrante.
Qué bueno el enfoque en el otro sentido que le das Munia. «Cuando estoy estresada empiezo a multitaskear» No sé si a ti te pasa, pero cuando me ocurre esto a mi soy consciente de que estoy multitaskeando y voy estresada, pero me cuesta un montón bajarme de la moto. En fin, vamos aprendiendo… ¡Gracias por leer y comentar!
Querida María, gracias porque tú te detienes a pensar, y así nos haces reflexionar. La llegada continua de mails, que esperan una rápida respuesta es una interrupción continua de cualquier cosa que hagas… en alguna ocasión los mail van acompañados de un Whastapp ‘te acabo de enviar un email’….. así que con esta llamada de atención, vamos a empezar la semana. Gracias preciosa !!!
¡Me alegro de que te el post te haya hecho parar y comenzar la semana de otra manera!¡Un abrazo enorme!
Muchas gracias María por compartir el post!
Me identifico totalmente con la frustración que genera no acabar (bien) las tareas, la mente dispersa, el tener que llegar a todo, el ir con la lengua fuera a todas partes. Byung-Hal lo llama la sociedad del cansancio donde estamos inmersos. Parece que no llegamos a nada y lo que nos falta, como bien dices, es parar, descansar, y cuidarnos un poco más.
ahora toca aplicarse! (hasta esto suena a tarea) 😉
Un fuerte abrazo!
¡Gracias Marta por tu comentario! Byung-Hal pone la el dedo en la llaga con su sociedad del cansancio. ¡Hasta cuidarnos lo hacemos desde la exigencia! A ver si conseguimos el frágil equilibrio, cuidándonos con disfrute. ¡Abrazo grande!